¿Tras la tempestad, vendrá la calma?

 

 

 

¿Tras la tempestad, vendrá la calma?

Texto hecho por: Pablo Almasan

Debido a la situación de aislamiento social preventivo y obligatorio en que nos encontramos en el ciclo lectivo 2020, estuvimos imposibilitados de la presencialidad, que nos permitía el intercambio, la retroalimentación, en suma, desarrollar el proceso de enseñanza y de aprendizaje “frente a frente”.

Este año y tras una larga espera retornamos a las aulas obedeciendo a un protocolo institucional de bioseguridad enmarcado en la resolución ministerial N.º 2709 y a la Circular N.º 1- DESec-2021.

Sin embargo, considero que este protocolo cuenta con una cantidad considerable de falencias (por ej la falta de vacunación docente, falta de elementos de bioseguridad, personal de limpieza, etc.), que se hacen más evidentes en algunas instituciones que en otras, principalmente en las instituciones públicas, que tienen mayor matrícula y en muchas de ellas concurren alumnos de escasos recursos.

En gran parte de los establecimientos se evidencia una notable falta de elementos de bioseguridad, requeridos por el protocolo sanitario para prevenir contagios de coronavirus, ya que el gobierno no estaría proveyendo los insumos necesarios a las instituciones públicas, cubriendo las demanda solo los primeros días de actividad con el alcohol, o enviando termómetros deficientes. Incluso, algunos directivos, estarían comprando de su propio bolsillo alcohol en gel para sus colegas y alumnos.

Por otro lado, existe alta demanda de personal de limpieza, quienes deben cumplir con muchas tareas de sanitización en un gran número de aulas. Sin embargo, las escuelas no cuentan con este personal necesario para la limpieza y mantenimiento de las escuelas. Incluso hay algunas escuelas, que no tienen personal de limpieza. Este un tema que debe ser resuelto urgentemente, ya que, en estos tiempos de pandemia, la higiene es un aspecto fundamental.

Otro aspecto a tener en cuenta es la falta de vacunación docente, quienes se encuentran dentro de los llamados “trabajadores esenciales” expuestos a mayor riesgo, ya que están en constante contacto con un gran número de jóvenes (que son quienes menos se preocupan por la enfermedad). Sumado a esto, hay muchos docentes que van de una escuela a otra, y si bien la separación en burbujas evita que los alumnos se aglomeren en grandes grupos, los docentes de igual manera están en contacto con todos ellos. Por esta razón los trabajadores de la educación se encuentran en gran descontento, ya que la vuelta a clases estaba ligada a la vacunación de todos o la mayoría de los docentes, de allí que en las redes sociales se difundieron fotografías de este grupo manifestando esa disconformidad.

La inoculación de este sector, permitirá que el proceso de enseñanza-aprendizaje de este ciclo lectivo 2021 sea más exitoso con respecto al anterior y haya menos deserción de alumnos.

En relación con este punto quiero agregar que las consecuencias de los cortes en el proceso enseñanza-aprendizaje fueron abrumadores el año pasado, especialmente para los más marginados. Cuanto más tiempo permanezcan los estudiantes fuera del sistema, menos probable es que regresen a él, debemos preocuparnos por salvaguardar el futuro de las próximas generaciones.

Finalmente, un tema importante a abordar es la tardía implementación de un protocolo para una vuelta a la presencialidad, ya que considero que, pasado el primer pico de la pandemia en julio del año pasado, se podría haber retornado a clases. Hubo que esperar hasta febrero del 2021, siendo la escuela una de las últimas instituciones en abrir sus puertas, por detrás de restaurantes, bares instituciones deportivas etc.

La UNESCO afirma “La educación es un derecho humano fundamental, que es necesario para fundar las bases de la próxima generación”, por esto considero una grave falla haber postergado tanto el retorno.

En conclusión, reafirmando lo expresado a lo largo de mi texto, las medidas establecidas por nuestro gobierno resultan tan deficientes que el rebrote nuevamente ha causado que en la comunidad educativa creció el número de contagiados, algunos de ellos lamentablemente han perdido la vida, y la vacuna aún no ha llegado a los docentes ni mucho menos a los alumnos.

Es mi anhelo que esta crisis social, educativa, económica y sanitaria con efectos semejantes a las pérdidas de una guerra llegue a su fin en este 2021 y que la escuela vuelva a cumplir su rol de enseñar y establecer vínculos afectivos para generar juntos un sistema que abraza, revincula y nos fortalece íntegramente y que me permita afirmar con felicidad “tras la tempestad vino la calma…”

 

 

Referencias:

Cita de autoridad.

Ejemplificación.

Comparación.

Pregunta retórica.

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